Sonrisas y lágrimas
Esta semana ha sido de sonrisas y lágrimas. Pero por suerte, tengo la habilidad de olvidar lo malo e incluso cuando iba a ponerme a escribir la newsletter, he tenido que recordarme lo triste que estaba el miércoles. Porque lo estuve, por muchas razones. Falta de sensibilidad y que se dude de mi compromiso. Para una persona sensible como yo, es como una bofetada en la mejilla. Pero sí, empecé la semana con dolor en la cara y la he terminado con dolor en los pies. A veces el dolor no es malo.
El martes estuve en un karaoke cantando desde ABBA, pasando por Beyoncé y Estopa. Una cena de trabajo a la que las invitadas íbamos de lentejuelas y brillos y en la que nos lo pasamos muy bien. Los vestidos ayudaban. El jueves tuve una cena en un lugar precioso -Allegra, el nuevo italiano de la calle Velázquez- y fui en zapatillas. El cantante Dani Martín me habría mirado con envidia. También estuvo bien y volví caminando a casa. Y el sábado lo di todo en la boda que tuvimos. No hay nada que me guste más que bailar. Y las bodas. Para mí una pista de baile es como una barra de ostras para Mr. A.
Lo más bonito de la semana ha sido ponerme un vestido de mi abuela con el que me sentí guapísima y bailé reggaetón. Ahora me río de pensar que mi abuela pondría los ojos en blanco escuchando semejante música, como cuando me veía con vaqueros rotos. Ella era más de cantar y bailar canciones de siempre tocando el piano. Pero de alguna manera, bailé con ella la noche del sábado y fue genial. “¡Qué vestido más bonito!”, me dijeron. Me encantó decir que era de ella.
Pues eso, que ha sido una semana de sonrisas y lágrimas en la que me he dado cuenta de lo poderosa que es esta frase que, muchas veces, es la solución de todo y que me repetí el miércoles como mantra: mañana será otro día. Y vaya si lo fue.
“Cuando sientas que la
vida te ignora, llora pero
valora mientras sonrías,
alguien decía que no
siempre lloverá, en
cambio mañana será otro día”.
Canserbero
Con el vestido de mi abuela.
Para que hables en el próximo Guateque…
El restaurante: Donde estuve cenando el jueves se llama Allegra. Los dueños vienen de Barcelona, y han decorado un restaurante ideal en el que cantan en directo y se toca el piano. No probé mucha pasta, pero tengo ganas de volver.
El museo: Tuve la boda en la Real Fábrica de Tapices, muy cerca de Atocha. Creo que merece la pena entrar. Para gusto de muchos, sigue en funcionamiento.
La canción: Conocí a Annie B Sweet el martes, en la fiesta del karaoke. Y a la cantante Soraya. Cosas que me da el trabajo, fueron majísimas. Os dejo una canción de cada una de ellas para que las escuchéis esta semana. Soraya, además, ha estrenado trabajo.
Si te ha gustado la newsletter, reenvíala a un amigo. Me hará ilusión. Por cierto, podéis contactarme para tener asesorías de estilo. Probablemente os recomendaría que buscarais algo en el armario de vuestra abuela o vuestra madre. A veces ahí se encuentran los mejores vestidos.