El otro día me dijo mi amiga Cristina que ella suele apuntar cinco cosas buenas que le han pasado durante la semana. O durante, el día, no lo recuerdo. Pero es una táctica para quedarse con lo más positivo que le pasa, y me lo dijo para que me lo aplicara yo, que lo necesitaba. Bueno, puedo empezar esta semana con algunas cosas buenas que he podido vivir y me han sacado una sonrisa.
Como que he estado en Barcelona y lo mejor: he podido ver a mi hermano después de varios meses sin sus abrazos. Se ha ido a vivir allí y aún no soy consciente. Nos fuimos a dar una vuelta, hablamos del mundo y brindamos con vino y cerveza. Yo creo que bebía una copa del Priorat. Él se pidió una Turia. Le mandé un mensaje y le dije que me había hecho mucha ilusión verle, que me había sentido la hermana pequeña. Él me dijo que regresara pronto.
También tuve la suerte de conocer el que creo que es ya mi hotel favorito de la Ciudad Condal, justo detrás de La Pedrera. Se llama Casa Mimosa, está decorado con mucho gusto y tiene un jardín con piscina -un “oasis” me dijo Alexandra de comunicación- para desconectar del ruido de la ciudad. Yo ya me imaginaba en verano, leyendo en una esquina, después de un paseo por -valga la redundancia- Passeig de Gràcia. Precisamente aquí me colé en el nuevo Massimo Dutti. Está en un edificio modernista de Robira y Barrasa, su jardín lo han hecho los paisajistas Harry y David Rich. Era un oasis, casualidad, pegado al oasis de Casa Mimosa. Había dos señoras mayores hablando de sus cosas. Me dio envidia. Te invito a entrar.
El viernes fui a otro oasis, este en pleno Paseo de la Castellana. Fuimos a cenar a Luzi Bombón -del grupo Tragaluz, de Barcelona-, a brindar por las cosas bonitas, y gracias a las risas de al lado de Rossy de Palma y a los temazos del Dj, no escuchaba mis pensamientos. Y yo daba las gracias. Hice muchas preguntas, no obtuve respuesta de ninguna… Pero si estábamos los dos ahí cenando, celebrando que llevamos seis años, por algo será. Con mi hermano hablé mucho más, pero es que llevábamos mucho sin vernos. Quizá por eso con Mr.A lo hago menos. Será verdad eso de que una imagen vale más que mil palabras.
Hoy he comido fabes en familia, y ha estado bien volver al oasis familiar. He echado de menos a mi hermano. Y ahora estoy aquí, en mi oasis particular, con la luz tenue, una vela al fondo y mi infusión de tomillo, mientras escribo una newsletter sobre las cosas buenas de esta semana. Bueno, es que escribirlas -que luego te das cuenta de que es mucho-, volver a ellas, es un oasis. Una tregua, un descanso o refugio en las penalidades o contratiempos de la vida, como dice la Real Academia Española. La conclusión es esta: escribe un oasis siempre que lo necesites. Mi otra conclusión es que tengo que volver pronto a Barcelona.
Del fr. oasis, este del gr. ὄασις óasis, y este del egipcio wḥ't 'región de los oasis'. 1. m. Sitio con vegetación y a veces con manantiales, que se encuentra aislado en los desiertos arenosos de África y Asia. 2. m. Tregua, descanso, refugio en las penalidades o contratiempos de la vida.
La Pedrera, cuando el otro día di un pequeño paseo por la ciudad.
Para que hables en el próximo Guateque…
El hotel: si vas a Barcelona, vete a cenar, a tomar un vino o un café al jardín de Casa Mimosa. Yo dormí en The One, que es increíble, pero Casa Mimosa perteneció a una de las grandes familias de la ciudad, tiene más sensación de hogar… Y merece la pena entrar.
El libro: He terminado de leer ‘Outliers (Fuera de serie)’, de Malcolm Gladwell. habla de muchos casos de gente considerada ‘fuera de serie’. Y te hace reflexionar.
La vela: Los días que he estado en casa he estado encendiendo Encens 9, de Le Labo Fragances. Me gustó que me dijeran: “huele a hogar”.
Si te ha gustado la newsletter, reenvíala a un amigo. Me hará ilusión. Y si quieres hablar conmigo de cualquier cosa (incluso de las asesorías de estilo que hago), siempre puedes mandarme un email. Los leo todos.
¡Amo esa tienda de Massimo Dutti! Así como tú encontraste la paz en Barcelona, a mí me toca vivir allí por trabajo cada cierto tiempo y me cuesta descubrir la calma en la ciudad. El año pasado descubrí esa tienda y fue un día maravilloso de volver a casa con la sonrisa puesta. Gracias por compartir lugares así. El mes que viene me toca volver e intentaré pasarme por Casa Mimosa.
Yo hoy doy gracias por lo bonito que escribes y porque lo compartas con nosotros.