Memoria
Mi amiga Paloma se ha ido de viaje a Egipto estas Navidades -menuda memoria, nos ha contado muchísimas cosas que le explicó su guía- y ha hecho que rememore el momento en el que estuve yo. Fui con 17 años, con mis padres, y a pesar de haber viajado mucho con ellos, es una de las travesías de las que más me acuerdo. Mi amiga Paloma mandó en el grupo una foto de un vino -rosado, claro- al atardecer y yo distinguí, claramente, el hotel en el que nos hospedamos. Estaba en la isla de los hoteles de El Cairo -la isla Gezira-, pegado al río. Los atardeceres eran mágicos. Recuerdo uno de ellos, con las llamadas a la oración a lo lejos, el sol cayendo y los barcos de vela bailando en las aguas. Después de ese momento fuimos a cenar al restaurante del hotel y casualidad, el actor Omar Sharif se encontraba en la mesa de al lado. Qué bonito es vivir de adolescente esos momentos de película. Pero sobre todo, qué bonito es ser consciente de que en aquel momento, vivías algo único.
Tengo la virtud -o no-, de que suelo recordar solo lo bueno. A veces me juega malas pasadas, y trato mejor de lo que debería a quien me ha hecho algún feo. Pero soy así, qué le voy a hacer. No soy rencorosa. La memoria -o la pérdida de ella- me hace ver lo mejor de las personas. Por eso de mi 2017, que lloré lo más grande, solo recuerdo que fue uno de los mejores años de mi vida. Con 2022 me ha pasado un poco igual. ¿La conclusión? Guarda en tu memoria todo aquello que te haga feliz y recuérdalo cuando necesites un poco de felicidad, de vez en cuando. No es malo revisitar el pasado. No es bueno hacerlo para buscar algo oscuro.
Hay una poesía de Gloria Fuertes -me gusta mucho Gloria Fuertes- que habla sobre la memoria y dice así:
No tengo memoria, esto es positivo,
no me permite mentir.
No tengo memoria, esto es negativo,
no puedo ser culta,
sigo condenada a ser inteligente a palo seco.
Al final, cada uno usa la memoria para lo que quiere, ¿no?
Acabo de llegar a casa de una tarde con mis amigos de siempre y teníamos el amigo invisible. He llegado con miedo, pensaba que se les había olvidado, y ya me imaginaba buscando un sitio en casa para colocar la lámpara que había comprado. Me he llevado la sorpresa de que se habían acordado todos, y hemos pasado una tarde estupenda adivinando quién había regalado a quién. Me han hecho olvidarme de un mal comienzo de mañana. No siempre es tan largo el olvido…
Menudas miradas intensitas me gastaba en 2008… Posando enfrente de las pirámides de Egipto.
Para que hables en el próximo Guateque…
El restaurante: Ayer tuve una comida estupenda en un restaurante que no conocía y que se llama Casa Mui. Es fusión asiática y está en la calle Puerto Rico, en Madrid. Tengo buena memoria en lo que a gastronomía se refiere.
La película: Estos días he visto muchas películas. Me gustó ‘Una obra maestra’, en Filmin. Críticos de arte, un palacio en el lago Como y Mick Jagger. No está nada mal y se ve rápido, ahora que me acuerdo.
La canción: En unos días hará un año de un viaje a Sevilla que hice con amigos. Descubrí una canción en una terracita con vistas a la Giralda. He vuelto a escucharla hace poco y es de esas melodías pegadizas que no se te olvidan. Es fácil hacerse con la letra. Es un ‘Un amor’, de Amatria.
(Porque ya sabes que en los guateques se hablan de muchas cosas).
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