Hoy para mí es un lunes azul. No sé explicar muy bien por qué. A veces ocurre, y no pasa nada. No podemos estar siempre como una noche de verbena, con la alegría de de los fuegos artificiales. O con el subidón cuando compras un billete de avión -ay, Tánger-, o con las cosquillitas que tenía en los ojos cuando hace dos semanas me despertaba con todo nevado en un maravilloso hotel en plena Sierra Nevada.
No podemos estar siempre felices. No podemos estar siempre contentos. Y-no-pa-sa-na-da. Y a pesar de que hoy me he despertado con energía, madrugando más de lo normal, me he desinflado como un globo. Y aquí estoy, escribiendo sobre esos días tristes.
Me miro triste las manos
después,
cuando escribo en medio
de la noche… (¡qué misterio!).
Me miro mi pobre mano,
estrella con cinco dedos,
estrella con cinco picos
estrella sin firmamento.
Y me parece mentira
que mi mano escriba versos.
Este poema de Gloria Fuertes describe bien cómo me siento: me miro triste las manos. Como cuando Audrey Hepburn se paseaba por Tiffany’s en esos días rojos. Yo lo haría por Suarez. Pero no pasa nada. Las flores no duran toda la vida en el jarrón -aunque mis claveles de Mon Parnasse llevan ahí más de una semana-, no siempre te gusta el libro, no siempre consigues hacer el plan que te apetece. Hasta las velas se apagan. No siempre duermes bien, no siempre consigues mesa. Y cuando esto pasa, siempre puedes escribirlo, siempre puedes darle la vuelta, siempre puedes pensar: mañana será otro día.
Las vistas de mi habitación en Sierra Nevada…
Para que hables en el próximo Guateque…
El restaurante: Estuve con mi amiga Ale de cena de amigas en L’Ambassade, el espacio más informal de Robuchon. Es cierto aquello que dicen… Su puré de patatas es de otro mundo.
La canción: En un día como hoy me alegraría esta canción que descubrí hace unos días: No se pué aguantar, de Peret. Viva la rumba catalana.
El hotel: Tuve la suerte de poder pasar tres días en un viaje de prensa en Maribel, un hotel alpino de lujo en Sierra Nevada. Volvería a repetir, dejaría el ordenador en casa, y me dedicaría a leer y a ver caer la nieve por la ventana. Eso me alegría en un día como hoy.
(Porque ya sabes que en los guateques se hablan de muchas cosas).
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Hay que abrazar a los días así, hacen parte del camino. ✨🌼