Lo que la primavera hace con los cerezos

Cuando estoy muchos días trabajando sin descanso, me marchito. Me siento como en una travesía en el desierto, sin agua. A pesar de haber disfrutado entre semana de magníficas cenas y comidas en buena compañía… Si el fin de semana no me da el aire fresco en la cara, soy como la planta del salón a la que se le están secando las hojas. De nada me sirve que el caldo de Lhardy me caliente el estómago el jueves… si el sábado y el domingo no hay nada que me caliente el alma.

Tengo al lado del ordenador el ‘Manual de la Vida’ de Luis Racionero y me parece una burla del destino. A pesar de que estoy de acuerdo con Maruja Torres, y pienso que el periodismo es cómo el sacerdocio… La mente, la cabeza, el corazón y la inspiración necesitan un respiro. Irse de vacaciones. Marcarse un Roma como el de Évole.

Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.

La primavera, dicen, está a la vuelta de la esquina y yo necesito que el descanso haga conmigo lo que la primavera hace con los cerezos, como decía Neruda. Ay, qué ganas de florecer. 

Lo he compartido antes en Instagram y me representa.

Para que hables en el próximo Guateque…

• El programa: Maruja Torres da una masterclass de periodismo en Lo de Évole. Básicamente que hay que trabajar para lucir el oficio de cada uno y que el periodista que se hacía famoso antes, era después de 20 años de trabajo. Nunca es el fin, es la consecuencia.

• El restaurante: Estuve en Lhardy, pero os voy a recomendar Bakan, en la Plaza de la Independencia. Fue un viaje a México y en el sorbo del Margarita me di cuenta de muchas cosas. Fue un Margarita reflexivo.

• La canción: He recordado cuánto me gusta Nat King Cole y su versión de Quizás, quizás, quizás…

(Porque ya sabes que en los guateques se habla de muchas cosas).

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