LA Calling
El lunes aterrizaba de Menorca, veía amanecer desde las alturas y por la noche disfrutaba de una preciosa noche -casi primaveral- en el Hotel Santo Mauro. Al día siguiente, cual groupie de Los Beatles, me ponía en el front row del concierto de Crystal Fighters, uno de mis grupos favoritos. Tocaban en el evento de una firma de moda. Tenía tanta adrenalina en el cuerpo que me fui andando a casa desde la Gran Vía.
El jueves estaba con mi hermano, Mr.A y mis cuñadas cenando en Il Giardinetto, un restaurante italiano de Barcelona -venido a menos-, pero que aún sigue guardando el aura de cuando surgió de la cabeza del fotógrafo Leopoldo Pomés, que diseñó el restaurante junto a los arquitectos Alfonso Milá y Federico Correa, allá por los 70. Defienden que ha sido punto de encuentro de artistas, fotógrafos, arquitectos… Esa noche yo cené acompañada de dos y al fondo, a la izquierda, un grupo de creativos, que rondaba los 60, charlaba animadamente mientras uno hacia fotos con una cámara de gran objetivo. Me sentí en otra época.
Al día siguiente nos pusimos las botas en Ultramarinos Marín, una de nuestras barras favoritas de la Ciudad Condal, y antes había tenido la suerte de pasear por mi zona preferida: el imponente Paseo de Gracia. Nos clavaron 27€ por dos copas de Burdeos, pero disfrutamos como niños de las gambas, las cigalas, las patatas -las mejores del mundo- y los mejillones escabechados. Yo bailaba feliz en mi banqueta y Adrián me decía que el bar nos miraba. Yo creo que estaban encantados de vernos disfrutar. En el tren, camino de Madrid, me leí un libro entero en las dos horas. No sabéis lo feliz que me hacen estas cosas.
El sábado tomaba el aperitivo en el Bar Trafalgar con mi amiga María, y cerrábamos la noche en un bar con contraseña en el que dimos todo -en honor a Blanca, que se casa- a ritmo de Amaral. Me fui a la cama contenta.
Los domingos hay quien publica una lista de cosas que le han gustado esa semana. Me he dado cuenta de que he hecho lo mismo, me faltaría incluir el cocido de hoy. Ya os contaba, hace unas semanas, que mi amiga Cristina hacía una enumeración de cosas buenas que le habían pasado cada semana para sentirse afortunada. Leyendo todo lo que han sucedido estos días… me siento exhausta, pero sin duda, me voy muy feliz a la cama.
Probablemente el listado del próximo domingo no será igual de abundante e interesante, pero la conclusión que saco es la siguiente: aunque no pasen cosas extraordinarias siempre, están ahí, aunque no se perciban a simple vista. Esta semana he escuchado ‘LA Calling’ en directo, pero la siguiente podré volver a bailar igual con los auriculares en la cocina de casa. La felicidad a veces depende de los ojos con los que la miras.
Love this place, but I gotta keep moving
You got the best thing right now, it’s no illusion
It’s time for fun, love’s only when young
The time has come for new romance
And we’ll be singing this song when you’re out
Everything will be better when you come out of it
Come out of it
Yeah, everyone wants you out here…
Il Giardinetto.
Para que hables en el próximo Guateque…
El libro: El libro que me leí en el Iryo de Barcelona a Madrid fue ‘El enigma Balenciaga’, de María Fernández-Miranda, a la que he podido entrevistar recientemente.
El restaurante: Me gustó Ultramarinos Marín, y es de mis favoritos, pero Il Giardinetto tiene ese charm de los restaurantes clásicos que no todos tienen. Me encantó el ambiente y la decoración, y aunque ese día fallaron en las pastas, su carpaccio de calabacín estaba espectacular.
La canción: Los Crystal Fighters me empezaron a seguir por Instagram -casi infarto- y me dijeron que si me había gustado su nuevo disco, que lo compartiera. Carolina y Tranquilo son dos de mis canciones favoritas. C-A-R-O-L-I-N-A…
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