La semana pasada ha sido muy reflexiva. En un transfer camino de Marbella, con el Mediterráneo de fondo y The Marías como banda sonora, pensaba en lo triste que estaban dos de mis mejores amigos, que acababan de perder a su abuela. Una periodista de moda, que siempre subía videos con la suya, también acababa de perderla. En ese momento alzaba la mirada y veía el nombre de la residencia dónde estaba la mía. ¿Casualidad? No lo creo. La Lali estaba -siempre está- ahí.
Estos días he reflexionado sobre “el fin” -por llamarlo de alguna manera, aunque no es un final, es algo raro-, ese momento en el que las personas que queremos… ya no están. Cuesta entenderlo a veces, es como abrir un cajón y encontrar cosas que no has guardado. Y quizás por eso no lo pienso demasiado y no abro el cajón mucho. Pero a pesar de que no soy buena consolando, estos días he tratado de abrazar en la distancia con las palabras. “No están, pero están, las sentimos”.
Antes se pensaba que Finisterre era el fin del mundo, -en latín Finis Terrae, el fin de la tierra-, y no éramos conscientes de que al otro lado había un continente con sus paisajes, sus pueblos… Un continente entero, y maravilloso, por descubrir. Lo pensaba este fin de semana, paseando por la costa de A Coruña, al lado de la imponente Torre de Hércules. Se nos olvida que al otro lado de la vida terrenal está el cielo, con sus paisajes, y sus pueblos, repletos de esa gente que queremos y ya “no está”. Sí que está, solo que está al otro lado del mar. Del mar del cielo.
Cuando se apague el sol no te apures
Toma mi mano y vente
Navegaremos juntos
Hacia el abismo de Finisterre…
(Lo canta Vetusta Morla).
La Costa de A Coruña, el domingo…
Para que hables en el próximo Guateque…
La canción: Está claro, ¿no? Ruthless, de The Marías. Un grupo que, por cierto, me enseñó mi hermano.
El restaurante: Celebré la vida en el restaurante Alelí de Dani García -al que tuve el placer de conocer-, en Marbella, en el maravilloso hotel Puente Romano. Por eso andaba reflexionando en mitad de una carretera en la costa malagueña.
La exposición: Fui a A Coruña, a una hora de Finisterre, a descubrir la exposición Meisel 93. Seas o no amante de la moda y la fotografía, es complicado que no te guste. Siempre es buen plan disfrutar de la bellísima Linda Evangelista, musa del fotógrafo neoyorquino.
(Porque ya sabes que en los guateques se habla de muchas cosas).
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Qué bonito tu texto y qué oportuno me viene...💛💛