Clavelitos
Son las 10 y media de la noche de un sábado en una buhardilla. Escribo esto en el silencio de la noche, bajo un cielo estrellado… en un pueblo alemán del que solo se oye los árboles a lo lejos. Todos duermen. Yo no. Disfruto de este momento de paz, tan ansiado después de semanas de tanto ruido. Lo pensaba y lo dije el otro día en el Bar Trafalgar: tengo necesidad de taparme los oídos. En el frenesí de la rutina es complicado escuchar silencio. Silencio antes de nacer, silencio después de la muerte:
la vida no es más que ruido entre dos silencios insondables.. Eso dice Isabel Allende.
Aquí lo he encontrado. No solo en la ausencia de sonido que disfruto ahora. También en algunos momentos de estos días. He hallado paz en un instante que ha sido una revolución para mí. No había probado las propiedades terapéuticas de arrullar a un bebé en tus brazos. Qué calma se respira en el olor de un bebé. Qué felicidad desprende el verlo dormido.
El pequeño Mateo de tres semanas, con sus balbuceos, me ha enseñado muchas cosas. Que la tranquilidad está ahí, precisamente, en lo más insignificante, escondida en lo más pequeño. Y me lo dice con sus ojos dormidos, mientras le canto “Clavelitos” por cuarta vez. Si sus arrumacos son bálsamo para mí, cantarle le duerme a él plácidamente. Como el sosiego que sentí en el viaje de ida, en el avión. Dos horas desconectada escuchando un podcast. Asomada a la ventanilla viendo las montañas nevadas. La naturaleza mostrándote lo bello que hay en la ausencia de sonido. En el silencio mental.
Qué necesario es apagar nuestro cerebro para encender nuestro corazón, porque vamos en modo automático. Y se nos olvida lo bello que es un paisaje blanco, coger un avión, abrazar a la familia, apagar el ordenador, la sonrisa de María Amalia cuando nos hacemos amigas. Cantarle “Clavelitos” a tu sobrino, como lo hacía mi abuela, y hacerle dormir.
Apagar nuestro cerebro. Encender el corazón. De eso va la vida.
Mi amiga Liliana me ha mandado un ‘End of week Journal Prompts’, para apuntar todas las cosas buenas que han pasado esta semana. A veces es necesario, aunque esta vez lo tengo fácil.
¿Qué me ha hecho sentir esta semana? Paz
¿Qué cosa buena ha sucedido? Conocer a Mateo.
¿Qué podrías mejorar? Tengo que aprenderme la letra entera de “Clavelitos”.
¿Qué podrías haber hecho diferente? Haberme tomado el viernes libre para descansar y estar más con mi familia.
¿Cuál es tu objetivo para esta semana? Seguir manteniendo esta paz que tengo.
Te animo a que lo hagas. Dudo que esta semana sean especial como esta, pero tengo una tarea importante, voy a aprenderme la letra. Tengo tarea. Clavelitos, clavelitos, clavelitos de mi corazón…
Los Alpes, desde el avión, de camino a Alemania…
Para que hables en el próximo Guateque…
La canción: He escuchado esta canción en Gracias Padre, comiendo totopos, y se me ha pegado. Se llama Ganas y es de Gusi. Creo que soy de las pocas que usan Shazam.
La otra canción: Clavelitos, ¿cuál va a ser?
El podcast: Ha vuelto la segunda temporada de Decir las cosas, de Alberto Moreno y Jesús Terrés y me han teletransportado a las cataratas de Iguazú. Viajar haciendo un podcast a los Meliá del mundo, creo que sería mi trabajo soñado.
(Porque ya sabes que en los guateques se hablan de muchas cosas).
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