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El otro día íbamos Mr. A y yo caminando por la calle y le hice un pequeño cuestionario. Ejercí de periodista -lo que soy- mientras íbamos de paseo a Las Salesas. Después cometí el error de convertirme en la protagonista. No fui como el periodista Jesús Quintero, que nos daba lecciones magistrales de cómo debía ser un diálogo televisado. El entrevistador siempre en segundo plano. Sus silencios, seña de identidad, eran más importantes que él. Quien calla, otorga. Y nunca mejor dicho.
Pero no, cometí el error -si seguimos la ética periodística- de realizar el mismo consultorio basándome en mí. ¿Qué estación del año soy? “Verano”, contestaba Mr.A sin titubeos. ¿Y un sabor? “La tortilla”. ¿Y una comida? “La tortilla también”. Fue imposible no reírnos. Quien me conoce sabe que podría alimentarme de este manjar de patata y huevo durante una semana entera. ¿Y un color? “El rosa”. Yo pensaba que iba a ser el vibrante amarillo, pero mi devoción por el amor y por todo lo romántico es lo que tiene… Yo veo la vie en rose, como cantaba Edith Piaf. ¿Y un estilo musical? “El reggaetón”. Me gusta bailar y cantar, pero no me define en absoluto… Yo pensé que Mr. A es como el jazz. En la siguiente nota nunca vas saber a qué tempo va.
Si fuera un restaurante, pensé, yo sería La Parra, en la calle Monte Esquinza. Sus azulejos andaluces definen mis raíces del sur, ese toque clásico en el servicio y en la carta me encanta. Siempre he dicho que soy un poco vintage. Y la belleza y la magia que desprende un lugar así, tan variopinto, me reconfortan. Sobre todo porque soy una amante de los pequeños detalles.
Si fuera un mood en la vida, sería el que se vive en un guateque. Según la Real Academia Española, es una reunión alegre en la que se canta, se bebe y se baila. ¿Puede haber un plan mejor? También se refiere a la típica fiesta de jóvenes que se celebraba en casa de un participar en la que se bailaba y se bebía. Esos saraos que celebraban entre las décadas de 1950 y 1960. ¿Veis como soy vintage?
De ese periodo es precisamente ‘El Guateque’ de Blake Edwards, de 1968. Una comedia original, con Peter Sellers como protagonista, en una casa de ensueño con un vestuario que hace las delicias de cualquier amante de la moda. Y con música de Henri Mancini. A mí me gusta el modo al que vas a un guateque, que es más informal. Que tiene un punto de confort. A bailar, a beber, a disfrutar, a hablar… Porque en un guateque se habla de muchas cosas de la vida. Quizás te pregunten qué color serías, quién es tu equipo de fútbol o qué piensas del tiempo que hace. Quizás descubres un nuevo amigo, quizás te descubres a ti mismo. Quizás te vas sabiendo algo nuevo a la cama. En El Guateque se va a hablar de esto. De cosas que pueden suceder en una conversación. De momentos felices, de reflexiones. De viajes, de recuerdos. Aunque eso sí, siempre lo vamos a hacer elegantes. A un guateque siempre hay que ir vestido guapo. Por dentro… Y por fuera.
De cuando en 2018 estrenaba mi sudadera favorita y escribía en el post #lavidaesunguateque